De sobra es sabido la importancia del esfuerzo, que si queremos algo debemos luchar y ser constantes cada día, independientemente de esa pizca de suerte. “Clavero”, el personaje protagonista de la película Candilejas interpretado por Charles Chaplin, agarra a la chica coprotagonista justo antes de salir a escena, en un momento de pánico que sufre ésta y le dice: “Ya sabes que Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos”. Y es que cuando surge una buena oportunidad, ya sea laboral o de cualquier otro tipo, debemos aprovecharla y sacar lo mejor de nosotros mismos.
En el 2015, el periódico 20 Minutos hizo un artículo acerca de que el absentismo laboral de las personas con discapacidad era inferior a la media. Evidentemente entran todos los tipos de discapacidad, ya sea sensorial, intelectual, física, etc. Pero ese dato es realmente interesante y con ello podemos sacar varias conclusiones que, por supuesto, no son nuevas. Primero, cuando una persona es sabedora de sus limitaciones, se hace más responsable de su realidad y aprovechará mejor los momentos que le brinda la sociedad. Segundo, las empresas buscan, aparte de las habilidades técnicas, gente comprometida con sus valores, en la que confiar. Ahora bien, si se les da una oportunidad a aquellos que la buscan, la combinación será única porque no hay mejor motor que la gratitud y la seguridad de poder llevar a cabo las metas que nos proponemos.
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