Qué mejor momento que este para reivindicar que la responsabilidad social de las empresas debe ir mejorando y adaptándose a la realidad cambiante. Y desde luego, pues la discapacidad es variable y evolutiva; algo que afecta, o que puede afectar , a todos los ciudadanos, a todas las personas y por ende a todas las organizaciones (también las empresariales), por lo que no se trata de situaciones estáticas para las que se requieren las mismas soluciones y premisas de siempre, sobre todo para evitar que el diagnóstico del problema o que las mismas soluciones se conviertan en ideas esteriotipadas tan utilizadas que vayan perdiendo valor, o lo que es lo mismo, lo que nosotros llamamos “topicazos”. Y he ahí una de las razones de ser del Servicio de Integración Laboral de FAMDIF/COCEMFE-MURCIA.
Por supuesto, hay que elogiar y de manera pública a todas esas empresas que colaboran con nuestro servicio y con todas aquellas entidades que, como la nuestra, trabajan por la normalización de las vidas de muchas personas. Empresas que combinan la concienciación social con la ganancia económica, la de emplear a personas que están acostumbradas a luchar y en muchos casos desde siempre, desmontando con sus hechos los “topicazos”.
Desde el Servicio de Integración Laboral de FAMDIF/COCEMFE-MURCIA y con el ánimo de mejorar la implantación con éxito políticas y estrategias de responsabilidad social empresarial en relación con la discapacidad, proponemos una serie de reflexiones para su mejora, reflexiones emanadas del día a día de nuestro quehacer como servicio de intermediación laboral:
- No se es discapacitado, sino que se tiene una discapacidad. Responde al tópico de las que las personas con discapacidad son improductivas.- A poco que nos detengamos, podemos caer en la cuenta de que efectivamente las personas no son discapacitadas sino que la discapacidad se manifiesta o no según qué actividades y en según qué circunstancias.
- Existe un desconocimiento técnico de las ayudas y subvenciones por contratación de trabajadores con discapacidad en las empresas.- En este punto nos encontramos con el tópico de la burocracia engorrosa que supone el trámite de las ayudas. Y nada más lejos de la realidad. Lo descubren y con qué agrado, los empresarios que contratan trabajadores competentes con un descuento en sus seguros sociales de un mínimo de 300 € mensuales desde el primer día. Todo ello con el trámite simple de suscribir un contrato de trabajo específico, sin más demoras, sin más trámites.
- Existe un precepto que, desde el año 1982 está en vigor (en la actualidad recogido en el Texto Refundido Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y su Inclusión Social), por el que se obliga a las empresas de más de 50 trabajadores en plantilla a cubrir ésta con el 2% de personas con discapacidad. Pues bien, a pesar de la antigüedad de la norma, es un precepto que, por desgracia se incumple de manera excesiva.
- Las empresas que se deciden por la integración manifiestan ampliamente estar satisfechas, si bien es cierto que requieren de una apuesta decidida, una convicción, y se beneficia del acompañamiento de expertos en la materia.
- Una empresa que se manifiesta de manera sensible a favor de la integración laboral de personas con discapacidad en sus plantillas no supone que se materialice en la vida real sin más. En numerosas ocasiones nos hemos encontrado con empresas con muy buenas intenciones de inicio y de frustadas experiencias a la postre. Para que una política en materia de discapacidad en una empresa funcione requiere de un liderazgo e impulso desde la alta dirección de la compañía, un enfoque estratégico y transversal a todas las actuaciones de la entidad y una comunicación interna y externa fluida entre todos los agentes.
- Discapacidad = ¿absentismo?. Según el IV Informe realizado por la Fundación Adecco sobre absentismo se pone de manifiesto que el absentismo laboral de las personas con discapacidad es inferior a la media. Si bien es verdad que hay que tener en cuenta que la tasa de actividad de las personas con discapacidad es también muy baja (36,6%), el porcentaje de trabajadores con una incidencia alta de absentismo se sitúa en el 10,4, una cifra que disminuye hasta el 6,3 %, entre los que tienen discapacidad.
- Influye positivamente en la motivación del personal de la empresa que se traduce en creatividad, innovación y cooperación con el resto del equipo de trabajo. Una persona con discapacidad puede ser incluso ejemplo de voluntad de superación ante sus propios compañeros de trabajo.
- Tenemos la convicción de que la crisis servirá para reforzar a las empresas que entienden la responsabilidad corporativa como una oportunidad de innovación y una ventaja competitiva y que el futuro de la responsabilidad social corporativa pasa por su adaptación a las pymes.
He aquí cómo esgrimir algunos argumentos que posibiliten justificar la rentabilidad de cada actuación responsable, en este caso en materia de integración de personas con discapacidad. Seguro que hay más argumentos. Pero al final, se hace necesario recapacitar y ponerse manos a la obra.
Lucas Ramón García Moya.
Técnico de Empleo FAMDIF/COCEMFE-MURCIA